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¡Hola chicos! Bien, me he decidido por fin a subir mi primera historia con ls3. Al ser la primera quise empezar con algo relativamente fácil, así que se trata de una adaptación y "modernización" del libro "Pupila de águila" del escritor Alfredo Gómez Cerdá. Muchas gracias por pasaros y espero que les guste Si no entendéis la forma de narrar, o queréis una presentación de personajes, se agradecería muchísimo vuestro comentario, y yo me pondré manos a la obra a adaptarlo a vuestros gustos Género: Misterio, acción y algo de romance. Tipo: Novela corta, unos 20 capítulos. Ambiente: Madrid de nuestros días. Listado de capítulos y links a ellos: Capítulo 1; Temor Martina avanzó hacia la puerta aún adolorida. Estaba harta de aquella habitación y aquella venda. Se había acabado el horario de visitas y aquello estaba desierto M: ¡AY! Maldito tobillo cúrate ya ?: ¡Quejica! se burló la joven enfermera que la había atendido después de la operación y que en ese momento atravesaba el pasillo con un maletín. M: Tan simpática como siempre, Clarita ¡Si te doliese a tí me entenderías! C: ¿Te ayudo? M: Nah, ya puedo moverme sola. ¿Tu quién te crees que soy? por favor, si hasta podría llevarte el maletín. C: ¡Que valiente señorita! M: Es que el Doctor Fernández me dijo que caminara, quiero que mañana me de el alta la verdad. C: Que ganas tienes de perderme de vista eh M: A ti no, eres la mejor enfermera del mundo Clara rió con ganas y la cogió del brazo C: Tú no es que seas la mejor paciente del mundo, pero... se te puede soportar. M: ¿Con que esas eh? C: Jajajajaj, no te enfades, pequeñaja. M: Pues no te imaginas las ganas que tengo de salir a la calle. El aire contaminado, el ruido..no sé, esas cosas C: Pero si sólo llevas 4 días aquí M: ¡Cuatro días! ¡una eternidad! C: ¡Exagerada! ¿Se han ido tus padres ya? M: Estarán sacando los billetes para el próximo AVE. (tren de alta velocidad) C: ¿Vuelven al pueblo? M: Mi madre quería quedarse unos días, hasta que me dieran el alta, pero no la dejé C: ¡Que mala eres! M: Si tú lo dices... jajaja M: La verdad es que era una tontería que se quedara, mi abuelo está solo allí y yo estoy perfecta. Hasta podría bailar, con eso te lo digo todo. C: Si, claro M: ¿Así que no me crees eh? ¿Prefieres un vals o un rock 'n' roll? C: Déjate de tonterías, acompáñame a dejar el maletín del Doctor Irazábal a la sala de enfermeras. M: Como no me respondes... cogeré un vals. ¿El Danubio azul te gusta? Na-na-na na-ná na-ná na-náaaa... Martina se volvió de pronto hacia un lado e intentó girar sobre su pie C: ¡Martina! No seas loca chiquilla, te vas a hacer daño. M: ¿Te va algo más moderno? M: ¡Mira a esa fea! ¡Ahí hay otra fea! ¡Aquí no pueden entraaar! M: Nadie pasa de esta esquina, aquí mandan las divinaaaaaas... C: ¡MAR-TI-NA! ¡YA! De pronto, la puerta que dividía el pabellón de consultas con el de las habitaciones se abrió y por la rendija asomó un rostro anguloso, con unas gafas sujetas encima de una nariz descomunal. Martina,que seguía bailando, corrió al lado de Clara para que no la regañasen. ??: ¿Se puede saber que sucede, señorita Cepeda? C: Esto.. Clara se separó un poco de Martina, pero sujetándola siempre del brazo por miedo a que perdiera el equilibrio. Disculpe, señor Serrano, es que yo.. Y aunque lo intenó, no consiguió sujetar el maletín, que se le resbaló abriendose en el suelo y saliendo de él unas carpetas. El rostro anguloso abrió los ojos como platos y Martina intentó hacerse cargo de la situación. M: El doctor Fernández me dijo que caminase. Es parte de mi rehabilitación, Clara me estaba ayudando... El rostro anguloso carraspeó y desapareció tras la puerta, que volvió a cerrarse lentamente. C: Acabarán echándome del hospital.. M: ¿Qué dices boba? C: ¿Ah no? No conoces al Dr. Serrano, es horrible. Además, no soy fija todavía, y este hospital es muy respingado, si no cumples las reglas a rajatabla, a la calle. M: Que se ha creído que estabas ayudándome, no te preocupes. Clara suspiró y emprendió el camino. M: ¿A donde vas? C: Te lo dije antes, a llevar el maletín del Doctor Irazábal a la sala de enfermeras. M: Bueno, vamos. ¿Dónde está? ¿Por allí? C: No,no,no señorita, tú te esperas aquí a que vuelva y te lleve a tu habitación. M: Veeeenga Clara, no jodas. C: ¡Ey! ¿Quieres volver a ponerme en un compromiso? volvió a suspirar. Está bien,pero agárrate a mí. Atravesaron el pasillo, y al llegar cruzar la puerta se encontraron con el rostro anguloso de nariz descomunal del doctor Serrano. Clara intentó poner su mejor sonrisa para saludarle. C: Buenas tardes, doctor Serrano. Dr S: Buenas noches, señorita Cepeda, noches. ¿Así que sigue por aquí sin motivo aparente,no? dijo en tono amenazante. M: Eh, doctor Serrano, disculpe, pero ya le dije que Clara solo me está ayudando con la rehabilitación. Puede consultárselo al doctor Fernández.dijo Martina, tratando de echar una mano a la enfermera. El doctor Serrano clavó los ojos en el tobillo vendado de Martina. Dr. S: ¿Qué te pasó? M: Pues... una caída, una mala caída en caballo. Se me descolocó un hueso, pero hace ya tres días que el doctor Fernández me operó; mañana me va a dar de alta. El doctor Serrano arqueó las cejas, se recolocó las gafas y se marchó sin hacer comentarios. M: Tiene un rostro siniestro..comentó Martina yo no me dejaría operar por él. C: ¡Tonterías! Es un médico estupendo. Poco antes de llegar a la sala de enfermeras, vieron como de uno de los ascensores salía una camilla, empujada por un camillero, el doctor Fernández y la enfermera jefe. ?? (Enfermera): Carlos, a la zona C, habitación 14 Dr. F: Paty, espera aquí, tengo que comentarte algo. Paty: Entendido, señor, Carlos, ve tú sólo entonces, recuerda, C14 El camillero tomó la dirección de la C14. Clara y Martina se hicieron a un lado para dejarle pasar. Aunque la visión duró mas o menos 3 segundos, Martina descubrió en él a un chico más o menos de su edad, muy pálido, pelo negro y revuleto.. C: Espérame aquí, voy a dejar el maletín y en seguida te acompaño a tu habitación. Dr: F: Pasemos a la sala de enfermeras, así aprovechamos para cojer otro medio litro de sangre A- Se escuchó de fondo. M: ¡Vale! dijo Martina a Clara, tras pasar la camilla. Martina decidió acercarse a la sala de enfermeras para consultarle al Dr. Fernández si al dia siguiente le daría el alta. Dr. F: Paty, le he administrado un sedante, si por cualquier motivo se despertase, avísame de inmediato. Pasaré la noche en urgencias. P: De acuerdo,doctor. Dr F: ¡Inmediatamente! recalcó el médico. Ese muchacho ha intentado suicidarse. Se oyó alguna exclamación y algún otro comentario. Martina sintió desvanecerse, pero afortunadamente fue solo una impresión. P: Los padres del muchacho están abajo, Orlando Duque y señora. Dr. F: Dígales que se vayan, su hijo está fuera de peligro, pero ninguna visita le vendría bien. P: Perfecto, ¿le doy algún tipo de comida especial? Dr. F: No, descuida, simplemente encárgate de suministrarle la sangre que te pedí. Ese chico ha perdido mucha, se cortó las venas de ambas muñecas. P: Si,por supuesto. Mañana a primera hora le paso su informe a psiquiatría. Al oír las últimas palabras del médico, sintió un ahogo en el pecho que apenas le permitía respirar; era una presión terrible que la hacia sudar por todos los poros de su cuerpo. Minutos después, Clara salió de la sala. C: Vamos, cielo. La agarró del brazo, y en ese mismo instante notó lo nerviosa que estaba, noto la piel de ese cuerpo que parecía de gallina, y también notó sus temblores C: ¿Te ocurre algo? ¿Qué tienes? Pero Martina no podía hablar. C: ¡Martina! ¡Estás sudando! vamos, te llevaré a tu habitación. Martina caminaba como una autómata guiada por Clara, que no conseguía comprender que le había sucedido a aquejja muchacha alegre y optimista. M: ¿Te duele el tobillo? ¿Es eso?... Pero..contéstame.. me estás asustando. Llegaron a la habitación A8 y Clara apoyó a Martina a los pies de la cama mientras ella sacaba la sábana para poder acostarla. C: Avisaré al médico ahora mismo Martina estaba agarrada con ambas manos al piecero de la cama, pero de repente se soltó, comenzando a temblar, como si de un momento a otro fuera a estallar. C: ¡Por Dios! ¡Martina! gritó Clara al verla, y corrió hacia ella. Se fundieron en un abrazo, mientras Clara aún asimilaba lo que le había ocurrido a la joven. M: ¿Po-po-por qué? C: ¿Porqué qué, cariño? Los ojos de la muchacha no tenían expresión alguna, y de un momento a otro,un borbotón de lágrimas estallaron de sus mejillas. C: ¡Martina! Y Martina se abrazó aún más a Clara, y, aunque la enfermera decía una y otra vez que iría a buscar a un médico, la muchacha la apretaba con tanta fuerza que no la dejaba moverse. Con el paso de los minutos, Clara notó cómo el cuerpo de la joven iba perdiendo rigidez, como las convulsiones cesaban, cómo la respiración se tranquilizaba... C: Eso es cielo,tranquila.. M: ¿Porqué lo ha hecho? C: ¿Quién? ¿Qué? M: ¿Porqué ha intentado suicidarse? C: ¡Es eso! ¡Pobre Martina! ¿te ha causado impresión,verdad?.. Pues no lo sé cariño, si yo lo supiera... si lo supiera alguien.. Por suerte, ese muchacho está fuera de peligro. Clara, con suavidad, fue acercando a Martina a la cama, acostándola poco a poco. Se marchó, volviendo la cabeza constantemente con preocupación. ¡¡¡¡Gracias por pasaros!!!! Recuerdo que cualquier sugerencia será bienvenida